un cuento de niños, para el niño JD
Una vez existió un pez caprichoso que no quería vivir en el agua, y una nube chiquilina que no quería vivir en el cielo. Querían que las cosas fueran al revés: que las estrellas brillen en el mar, que el sol se vea en el océano y se ponga en el espacio, que las mariposas vuelen en la profundidad de los arroyos, y cosas por el estilo, que sólo se pueden soñar. Claro que ellos no se conocían: él es un ser acuático y ella un ser volador. Entre los intentos del pez estuvo la vez en que quiso llegar al cielo montando un pájaro, que mucho problema en ayudarlo no tenía, pero ni bien salió del agua el que tuvo problema fue él, ya que no pudo resistir el oxígeno terrestre, dejándose caer y regresando a su reino, pero con muchos problemas pulmonares, lo que le complicó la existencia ya que estuvo muy enfermo como para seguir participando por un tiempo prolongado. Entre los intentos de la nube estuvo la loca ocurrencia de tomar mucho aire, tanto hasta hacerse muy pesada para poder caer al agua, pero en vez de caer subió, hasta llegar a la altura de la Luna, haciendo su deseo cada vez más difícil. Otra vez ella le robó las piernas a un unicornio y pudo vivir un poco más cerca del mar, donde pensaría en nuevas estrategias para convertirse en un ser acuático del todo. Otra vez él le sacó los pulmones a un pájaro que cayó muerto al agua, o sea que también estuvo más cerca. En esa vez se conocieron, los dos asombrados porque querían lo que no tenían, se enamoraron, uno por lo que el otro tenía, uno por como era el otro, uno por como era cuando estaba con el otro. Sin embargo nunca se olvidaron de su deseo. Sentían que si lograban su cometido el otro lo querría cada vez más y más. Y así llegaron a la meta y se dieron cuneta de que estaban separados: uno en el cielo y el otro en suelo, pero esta vez al revés. Esta otra vez ellos querían estar juntos, y así empezó su nueva aventura, otra vez a darse la cabeza contra la pared mil veces, otra vez a ser como un loco que busca una flor en el desierto, sin cesar. Y ahí fue cuando empezó a llover: la nube se convirtió en lágrimas, gotitas que acarician el mar con el fin de llegar a su pez, y estar juntos cada vez que alguna tormenta nuble el día.
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2 comentarios:
muuuuuuuuuuuuuuuy bonito enserio, gracias por la dedicatoria :P!!!!!!
AND YOUR BIRD CAN'T SWIM
Bella fábula de una niña inocente pero conciente.
Un beso.
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