Ella le preguntaba “¿En dónde despertará mi alma una vez muerta?” y el señor azul, más azul que el cielo cuando es casi negro, más azul que lo más azul que hayas visto en tu vida, cerró los ojos con fuerza, los movió de izquierda a derecha mientras acariciaba una palma con la otra, los abrió y al oído le dijo la respuesta.
“Campos de cerezas”, repetía su cabeza desde que abrió los ojos, notó que aún era muy temprano, y decidió que podía dormir hasta las tres. De nuevo el señor azul, más azul que el cielo cuando es casi negro, más azul que lo más azul que hayas visto en tu vida, se encontraba a su lado, sonriendo. Su sonrisa era de esas sonrisas que sólo los abuelos pueden tener, entre sabiduría y juego, cansancio y ganas de que no se termine. Pero a diferencia de la mayoría de las cosas que existen en los sueños, estos dientes no eran perfectos, eran amarillos, sucios, enredados, eran como las ramas y sus hojas en el otoño, a punto de caer. Seguía sonriendo, y ella estaba preocupada porque temía que los dedos de él, que ahora eran velas, se quemaran, o que no volvieran a nacer cuando la cera se consumiera. Él le dijo que no se preocupe, que en realidad sus dedos no son dedos, ni son velas, ni son fuego, ni son luz, en realidad sus dedos son… ella no recuerda qué le dijo que eran sus dedos. Estaban sobre una alfombra, parecía bordada por los dioses para otros dioses más divinos, y es lo único que ella recuerda sobre el lugar. Aunque después también se acordó que no había cielo, supuso que había suelo, pues dónde se apoyaría la alfombra sino, aunque luego recordó que si el señor azul tenía esa sonrisa perfectamente podían estar flotando.
“Campos de cerezas”. Aunque podría haber seguido durmiendo pensó que a ese hora la pileta debía estar casi vacía, y qué mejor que nadar con el único sonido del agua, contradiciéndose a ella misma. “¿Campos de cerezas?”, se preguntaba mientras nadaba de una punta a la otra, y la única otra persona que había tenía esas manoplas para nadar, unas que ella no usa porque no tiene tanta fuerza en los brazos. Y aunque reconoció de inmediato Strawberry fields y la hizo sonar para bailar creyendo que los que ella cree que están en distintas dimensiones pero en el mismo espacio también bailaban. La cosa es que aunque reconoció la canción no podía entender qué le quería decir el señor azul, más azul que el cielo cuando es casi negro, más azul que lo más azul que hayas visto en tu vida. “But you know I know when it’s a dream” era la única relación con el sueño, pensaba, mientras descubría que su pelo estaba más extenso que nunca, que parecía llegar hasta las escaleras, y hasta quizás, ahora que ella estaba en el vestuario, su pelo todavía alcanzaba a la pileta. No comprendía, mientras Natasha saltaba de un lado al otro la línea que significaba su pelo cruzando el vestuario, ella se dio cuenta que Natasha estaba pintada de azul, quizás era témpera, algún juego de la colonia. La nena seguía saltando hasta llegar a su oído y susurrarle “el señor azul, más azul que el cielo cuando es casi negro, más azul que lo más azul que hayas visto en tu vida quiere que vayas a que te cuente otro secreto”.
“Campos de cerezas”, repetía su cabeza desde que abrió los ojos, notó que aún era muy temprano, y decidió que podía dormir hasta las tres. De nuevo el señor azul, más azul que el cielo cuando es casi negro, más azul que lo más azul que hayas visto en tu vida, se encontraba a su lado, sonriendo. Su sonrisa era de esas sonrisas que sólo los abuelos pueden tener, entre sabiduría y juego, cansancio y ganas de que no se termine. Pero a diferencia de la mayoría de las cosas que existen en los sueños, estos dientes no eran perfectos, eran amarillos, sucios, enredados, eran como las ramas y sus hojas en el otoño, a punto de caer. Seguía sonriendo, y ella estaba preocupada porque temía que los dedos de él, que ahora eran velas, se quemaran, o que no volvieran a nacer cuando la cera se consumiera. Él le dijo que no se preocupe, que en realidad sus dedos no son dedos, ni son velas, ni son fuego, ni son luz, en realidad sus dedos son… ella no recuerda qué le dijo que eran sus dedos. Estaban sobre una alfombra, parecía bordada por los dioses para otros dioses más divinos, y es lo único que ella recuerda sobre el lugar. Aunque después también se acordó que no había cielo, supuso que había suelo, pues dónde se apoyaría la alfombra sino, aunque luego recordó que si el señor azul tenía esa sonrisa perfectamente podían estar flotando.
“Campos de cerezas”. Aunque podría haber seguido durmiendo pensó que a ese hora la pileta debía estar casi vacía, y qué mejor que nadar con el único sonido del agua, contradiciéndose a ella misma. “¿Campos de cerezas?”, se preguntaba mientras nadaba de una punta a la otra, y la única otra persona que había tenía esas manoplas para nadar, unas que ella no usa porque no tiene tanta fuerza en los brazos. Y aunque reconoció de inmediato Strawberry fields y la hizo sonar para bailar creyendo que los que ella cree que están en distintas dimensiones pero en el mismo espacio también bailaban. La cosa es que aunque reconoció la canción no podía entender qué le quería decir el señor azul, más azul que el cielo cuando es casi negro, más azul que lo más azul que hayas visto en tu vida. “But you know I know when it’s a dream” era la única relación con el sueño, pensaba, mientras descubría que su pelo estaba más extenso que nunca, que parecía llegar hasta las escaleras, y hasta quizás, ahora que ella estaba en el vestuario, su pelo todavía alcanzaba a la pileta. No comprendía, mientras Natasha saltaba de un lado al otro la línea que significaba su pelo cruzando el vestuario, ella se dio cuenta que Natasha estaba pintada de azul, quizás era témpera, algún juego de la colonia. La nena seguía saltando hasta llegar a su oído y susurrarle “el señor azul, más azul que el cielo cuando es casi negro, más azul que lo más azul que hayas visto en tu vida quiere que vayas a que te cuente otro secreto”.
pd: me pregunto si continuará.
9 comentarios:
El texto ha sido encantador. Embelesada y atterizada en pleno campo de cerezos me encuentro a pesar del ruido urbano que en mi oficina hay hoy.
Perturbador imaginar que existe otro cielo que sea menos azul que el azul más oscuro y más profundo.
Una delicia en mi paladar.
llegas a lugares donde yo no llego... y de ahi sacas cosas hermosas que tanto me gustaria sacar... en nombre de aquellos que no podemos, gracias por estos textos..
beso.... max
Una trama intensa y llena de misterio. Hasta el final estuve en vilo y cuando este llegó, me dominó la sensación de un poco más..
jaja, tenes razon.
estaba esperando una firma mas para actualizar :p
ahora actualizo
conectate, vic :)
continuará....
jaja
bueeeno
si no aclarabas nadie se daba cuenta
"dedicatoria" y "dedicacion"
son lo meeeesmo
gracias por tu apoyo, Vic :)
seria mediocre si no quisiera ver películas. todo el cine está en ellas, no en las letras. ese es el camino que más me seduce.
yo estoy obsesionado con él. y hoy después de ver aquella, más que nunca al sentirme a años luz de él.
¡MIS OJOS BABEARON!
gracias por la musica, eh
genial
hasta un punk drogadicto como yo se puede emocionar con eso (?)
jajaja
esta ( incluso ) para comprarse el disco. :P
que estes muy feliz,,
te quiero, vic
Veamos:
pongo todo eso en mi mente
agarro una hoja, una lapicera
y veamos.
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